La diabetes suele ser una enfermedad
silenciosa y los síntomas son más claros en personas con diabetes tipo 1 (cuando el organismo no produce insulina), mientras que en la tipo 2 (la insulina no funciona en el organismo cómo debe ser) son más difíciles de reconocer, debido a que generalmente no presentan síntoma alguno al principio y es posible
que no se tengan durante muchos años. Sin embargo, hay varias señales que nuestro cuerpo nos envía para sospechar cuando se puede estar sufriendo de diabetes.
A continuación te contamos varios de los principales síntomas causados inicialmente por altos niveles de glucosa (azúcar) en la sangre.
El exceso de orina, llamado en medicina de poliuria, es una de las primeras señales y síntomas de la diabetes. Cuando hay una elevada concentración de glucosa en la sangre, generalmente arriba de 180mg/dl, el cuerpo necesita encontrar medios para eliminar este exceso; el camino más fácil es por medio de los riñones, a través de la orina. Como no podemos orinar azúcar puro, el riñón necesita diluirla con agua para poder eliminarla. Por lo tanto, cuanto mayor sea la glicemia (concentración de glucosa en la sangre), el paciente eliminará más orina.
Sed excesiva. Si el paciente diabético orina en exceso, perderá más agua de lo previsto, quedando deshidratado. La sed es el principal mecanismo de defensa del organismo contra la deshidratación.
El paciente diabético que no controla su
glicemia, ya sea por mala adherencia al tratamiento o simplemente porque aún no descubrió que tiene diabetes, acaba por entrar en un círculo vicioso. El exceso de glucosa aumenta la cantidad de agua perdida en la orina, con lo cual el paciente orina con mucha frecuencia. La pérdida de agua causa deshidratación, que a su vez desencadena una sed excesiva. El paciente bebe mucha agua pero, como la glucosa continúa muy alta en la sangre, se mantiene orinando constantemente.
Fatiga. Otro de los primeros síntomas de la diabetes es la fatiga sin motivos aparentes. La causa principal de esa fatiga o cansancio es que el cuerpo de un diabético no tiene la insulina que necesita para que el azúcar en la sangre entre en las células, en donde se convierte en energía (porque no produce suficiente o porque no funciona bien, hay resistencia a la insulina). Sin la energía que sirve de combustible para que el cuerpo pueda funcionar, la persona se siente extremadamente cansada. Hay otros factores que pueden contribuir a la fatiga, sobre todo la deshidratación, la obesidad y la presión arterial elevada o hipertensión que frecuentemente se asocian a la diabetes.
Pérdida
de peso. Un síntoma de la diabetes que también se puede presentar al inicio es la pérdida de peso sin motivos aparentes. Si orinar con frecuencia te hace perder glucosa, junto a ella también pierdes calorías. A la vez, la diabetes puede impedir que el azúcar que consumes con los alimentos llegue a tus células para convertirse en energía. Como tu cuerpo necesita energía para funcionar, como esa azúcar, esas calorías y esa energía no llega a las células, si padeces de diabetes probablemente tengas mucha hambre. El resultado de esta combinación es una pérdida de peso que puede ser rápida, sobre todo si tienes diabetes de tipo 1.
Cicatrización
deficiente. El exceso de glucosa en la sangre, cuando sucede de forma crónica, causa innúmeros disturbios en el funcionamiento del organismo. La dificultad en cicatrizar heridas ocurre por una disminución de la función de las células responsables por la reparación de los tejidos, disminución de la proliferación celular y dificultad en la generación de nuevos vasos sanguíneos.
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Hambre
excesiva. Como las células no consiguen glucosa para generar energía, el cuerpo interpreta este hecho como si el paciente estuviese en ayunas. El organismo necesita de energía y la única forma que tiene para obtenerla es a través de la alimentación.
Una de las características del adelgazamiento
debido a la diabetes es que éste ocurre pese a que el paciente se alimenta con frecuencia. El problema es que la glucosa ingerida no es aprovechada y acaba
siendo perdida en la orina.
En la diabetes tipo 1 inicialmente hay un
aumento del hambre, pero en fases más avanzadas el paciente se torna anoréxico, lo que contribuye aún más a la pérdida de peso.
Visión
borrosa. Los altos niveles de azúcar en la sangre también conllevan a una disminución de la agudeza visual, tal como visión distorsionada, por edema del cristalino y si la enfermedad lleva muchos años y con mal control se puede afectar la retina, esto puede derivar en ceguera o en una daño permanente en la visión.
Los profesionales explican en el siguiente vídeo los síntomas con los que se manifiestan la diabetes tipo I y la diabetes tipo II. Cuando se produce el diagnóstico de esta enfermedad, que no es grave sí se controla adecuadamente, hay que seguir los consejos sobre cuidados, alimentación y práctica de ejercicio que proporcionan los profesionales (médicos de atención primaria, enfermería, médicos especialistas). Los controles y analíticas periódicas son fundamentales para evitar complicaciones derivadas de padecer diabetes. Además los centros de atención primaria de Andalucía están llevando a cabo una importante labor para prevenir la ceguera mediante realización de retinopatías así como otras actividades preventivas y de educación diabetológica.
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